Así era ella; cuando me leía y pensaba y en sus ojos me tenía…
agitada suspiraba y me decía "¡loco, loco, estás loco perdido! Esa
locura tuya que a mi cuerpo le pone encendido. Loco, loco, ven a los
abismos de tu sueño y dame mi locura". ¡Cuántas ansias de llevarme a su
infierno!.
© Enrique Palma... (Derechos reservados)...
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