Se cuenta en Granada: que en los bosques de la Alhambra, dos enamorados se hicieron el amor con sonrisas y uñas, con amor de amar, amor de piel.
Dicen: que los ecos de sus gemidos y suspiros se escuchaban en Sierra Nevada, mas sus susurros al oído y sus miradas al silencio despertaba: “acariciame tan suave como el aire al junco“... le dijo él: “ y ahogame entre tus muslos”… “¡fuerte!, como ansioso está tu volcán”... “empapame de la ternura de tu amor, de su néctar”... “contagiame y ciega mi mente de esa locura que hay en tu vientre”… “despacio corazón, pero constante, domíname como buena amante”… “róbame el diamante“… “disfruta mi sinceridad”... “matale despacio, destrozalo con el arder y sabiduría de tu boca y se venga la ambrosía acariciar tu piel”.
Cuentan: que cuando ella le beso y mato su “orgullo”, él le dijo: “si me prometes nunca dejar de ser poesía… prometo morir siempre de amor en tu regazo”...
Él se convirtió en poeta para escribirle un ¡te amo! y cada día llevarla a volar junto a su alma… ¡Eternamente!.
© Enrique Palma... 4/9/2019...
(Granada)... (Andalucía)... (España)...
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