Al final de la noche.
Palidece, lánguida la tertulia
y tú y yo, sin que puedan pararnos
de bailar con la mirada,
y descubrirse cuando nos llama,
cuando nos llama la alborada.
Y de sudor en fuego,
cubiertos los senderos,
abiertos a la palabra
de una caricia, escondida entre versos,
te amo, mi enamorada.
Y después del goce de lascivia,
te acerques sin miedo,
sin temor ni recelo…
Pues yo te quiero para hoy,
para cada día de mi vida.
Y encubando una rosa de amor,
te rodeo, de palabras tiernas
que toquen tu corazón
y hoy me digas mi amor.
Y al final de la noche
por fin te decidas…
A descubrir que te amo,
y que donde vayas, yo voy.
© Enrique Palma... (Derechos de autor)...3/3/2015…
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