martes, 9 de junio de 2015

TUVE QUE PECAR

Tuve que pecar.

Lo confieso. Había tanta magia en ella, inmejorable, imposible no caer en su tentación, fue verla y la imaginé. Mis ojos se condenaron, peca-ron al mirarla, al observar tanta hermosura, esa sensualidad única y especial que va en ella, inimitable. Negarme no pude a tanta exclusivi-dad, con tanta hambre me condené en esa tarde en que mis ojos la vieron, la recorrieron, se asombraron al ver su cuerpo, ¡qué maravilla! cada curva, como el garabato de un niño; cuánto alocamiento en mi pensamiento. Su embrujo perturbó mi sosiego, agitó mis deseos y sublevó a mis ganas. La ilusión levantada, ella, una hoguera excitada, era una llamarada y sin saberlo prendió la antorcha su anhelo. Lo encaramó y en silencio penetraba en su alma. He pecado, no lo niego ni me arrepiento, volvería a hacerlo. Musa de mis letras, locura de mi pensamiento, insomnio de mis noches.

© Enrique Palma…(D.A.)…2014…

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